La brecha y desigualdades sociales en el ámbito de las nuevas tecnologías es un hecho que por mucho que queramos desfigurar y disfrazar con datos y estadísticas, a la hora de la verdad y en la cotidianeidad del día a día es palpable. La tecnología se mete en nuestras vidas pero a paso lento y convive lo más sofisticado con lo totalmente analógico.
Hay numerosos ejemplos de esta dualidad que va del claro al oscuro y en lo que la normalidad es una gran variedad de tonos grises. Me explico, por ejemplo si vamos a un restaurante en la mayoría de los casos el camarero se aparecerá con su talonario comanda de toda la vida. Y nos parecerá normal. Es cierto que hay sitios de hostelería con tecnologías avanzadas pero, son los menos.
Por otro lado, dichos talonarios , seguramente han sido comprados vía Internet. Y es que está claro que buscamos comodidad, estudiar las ofertas del mercado y la compra a distancia, como ya he señalado en otros artículos, se afianza. Los portales de venta están al alza.
Nos permite hacer una búsqueda precisa de lo que deseamos, a un simple click, aprovechando la mejor opción tanto en calidad como en precio y además tenemos la posibilidad de adquirir el producto a nuestra disposición las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año; eso ya lo sabemos.
Y así a caballo entre lo digital y analógico adquiriremos con la mejor relación calidad precio unos rollos térmicos para nuestras impresoras, una docena de bolígrafos, unas etiquetas y luego con pago seguro desde la comodidad de nuestra silla abonaremos un pedido que nos llegará con total comodidad a casa. Al final, la comanda nos parecerá de precio justo.
Los tiempo es cierto que cambian, lentos, pero cambian.
Periodista.
Especialista en Comunicación y Desarrollo Digital.
Especialista en Comunicación y Desarrollo Digital.